
<span class="image__caption">Un monje bizantino del siglo V enterrado con cadenas en Jerusalén resultó ser una mujer. Foto: Autoridad de Antigüedades de Israel</span>
Publicado por
Christian Pérez
Redactor especializado en divulgación científica e histórica
Creado:
17.02.2025 | 13:36
Actualizado:
17.02.2025 | 13:36
Los arqueólogos han realizado un descubrimiento que desafía siglos de suposiciones sobre el ascetismo en la época bizantina. En una tumba cerca de Jerusalén, un esqueleto hallado encadenado, inicialmente identificado como un monje asceta, ha resultado ser el de una mujer. Este hallazgo, publicado en el Journal of Archaeological Science: Reports, abre un nuevo capítulo en la historia del cristianismo primitivo y pone en duda la idea de que las formas más extremas de penitencia estuvieran reservadas exclusivamente a los hombres.
Una tumba envuelta en misterio
La excavación se llevó a cabo en el sitio de Khirbat el-Masani, a unos pocos kilómetros de la Ciudad Vieja de Jerusalén, donde se encontró un antiguo monasterio bizantino que data del siglo IV al VII d.C. En su interior, los arqueólogos descubrieron varias criptas con restos humanos, pero uno de los entierros llamó particularmente la atención: un cuerpo encadenado en una posición que indicaba una forma extrema de penitencia.
Las cadenas, compuestas por grandes anillos de hierro, estaban enrolladas alrededor del cuello, los brazos y las piernas del esqueleto. Este tipo de mortificación era practicado por algunos ascetas cristianos de la época, quienes usaban estos pesados grilletes como una forma de someter el cuerpo y el espíritu a la voluntad divina. La mayoría de los registros históricos y anteriores hallazgos arqueológicos sugerían que esta práctica estaba limitada a monjes varones. Sin embargo, la ciencia ha demostrado que esta tumba esconde una historia diferente.
Un monje bizantino del siglo V enterrado con cadenas en Jerusalén resultó ser una mujer. Fuente: Kotli, et.al (2025) DOI: 10.1016/j.jasrep.2025.104972
El papel de la ciencia en la revelación del secreto
Debido a la mala conservación de los huesos, los métodos tradicionales de identificación de sexo, como el análisis de la pelvis o el cráneo, no fueron posibles. Solo se había conservado en buen estado un diente: un segundo premolar superior. Para resolver el enigma, los investigadores aplicaron un innovador análisis de proteínas en el esmalte dental, conocido como análisis proteómico de la estructura del esmalte dental, una técnica que permite determinar el sexo biológico de los restos humanos incluso cuando los huesos están demasiado fragmentados o degradados.
El análisis reveló la presencia de una proteína específica del cromosoma X y la ausencia de la variante correspondiente al cromosoma Y. La conclusión fue clara: el esqueleto no pertenecía a un hombre, sino a una mujer. Este hallazgo rompe con las ideas establecidas sobre el ascetismo bizantino y sugiere que las mujeres pudieron haber participado en formas de penitencia mucho más extremas de lo que se creía hasta ahora.
Mujeres y ascetismo en la era bizantina
Hasta este descubrimiento, la mayoría de los estudios sobre ascetismo extremo en el Imperio Bizantino se centraban en figuras masculinas. Sabemos que existían monjas y que muchas mujeres, sobre todo de la aristocracia, abandonaban sus riquezas y comodidades para ingresar en comunidades religiosas. Sin embargo, no se tenía evidencia arqueológica de que algunas mujeres adoptaran prácticas tan extremas como las cadenas de hierro.
En la historia del cristianismo primitivo, figuras como Melania la Mayor y su nieta, Melania la Joven, habían renunciado a la vida de lujo y fundado monasterios en Tierra Santa, dedicándose a la oración y la abstinencia. Sin embargo, lo descubierto en Khirbat el-Masani apunta a que algunas mujeres no solo practicaban el ascetismo tradicional, sino que también llevaban su penitencia al extremo de la autoprivación física.
Este tipo de prácticas estaban asociadas a la creencia de que la mortificación del cuerpo acercaba al alma a Dios. Algunas formas de ascetismo bizantino incluían la permanencia en reclusión total, el ayuno prolongado e incluso la vida en la cima de una columna, como hacían los estilitas. Las cadenas de hierro eran otra forma de sufrimiento voluntario, una señal visible de la renuncia a los placeres y comodidades mundanas.
Un monasterio en la ruta de los peregrinos
El monasterio de Khirbat el-Masani no era un lugar cualquiera. Su ubicación, cerca de una de las principales rutas de peregrinación cristiana hacia Jerusalén, sugiere que fue un importante punto de apoyo espiritual para los viajeros. Durante los siglos IV al VII, la Ciudad Santa se convirtió en el centro de la cristiandad, atrayendo a devotos de todo el mundo romano. Los monasterios cercanos ofrecían refugio y orientación espiritual, y algunos de sus residentes practicaban formas extremas de devoción para inspirar a los peregrinos.
El descubrimiento de una mujer que llevó su fe a tal extremo indica que estos lugares de retiro espiritual no estaban limitados a los hombres. Si bien la historia escrita ha dejado registros de monjas y fundadoras de conventos, el hallazgo en Khirbat el-Masani proporciona la primera prueba física de que las mujeres también podían ser protagonistas de los ritos de autoaflicción y penitencia extrema.
Un mapa del sitio del hallazgo, mostrando una vista ampliada de la zona arqueológica de Khirbat el-Masani. Fuente: Kotli, et.al (2025) DOI: 10.1016/j.jasrep.2025.104972
Reescribiendo la historia del cristianismo primitivo
Este hallazgo arqueológico es más que una simple curiosidad histórica. Muestra que las mujeres jugaron un papel más activo en las prácticas religiosas extremas de lo que la historia convencional ha sugerido. A lo largo del tiempo, las narrativas dominantes han tendido a centrar su atención en figuras masculinas, pero los descubrimientos recientes indican que la realidad era más compleja.
La importancia de este descubrimiento no se limita solo a la historia del cristianismo. También destaca el valor de la arqueología moderna y la bioquímica en la reconstrucción del pasado. Métodos como la proteómica del esmalte permiten acceder a información que antes era imposible de obtener, desafiando ideas establecidas y abriendo nuevas líneas de investigación.
A medida que se sigan estudiando otros sitios arqueológicos en Tierra Santa, es posible que aparezcan más evidencias de mujeres que desafiaron las normas de su tiempo y llevaron su fe hasta los límites de la resistencia humana. Por ahora, la historia de la asceta encadenada de Jerusalén nos recuerda que el pasado aún tiene muchos secretos por revelar.
Referencias
Paula Kotli, David Morgenstern, Yossi Nagaret, Corine Katina, Zubair ’Adawi, Kfir Arbiv, Elisabetta Boaretto, Sexing remains of a Byzantine ascetic burial using enamel proteomics. Journal of Archaeological Science: Reports, Volume 62, April 2025, 104972. DOI: 10.1016/j.jasrep.2025.104972
Fuente:
Autor: christianperez